martes, 28 de mayo de 2013

Sobre certificaciones, guías e instructores

Últimamente se ha discutido en numerables ocasiones el “tema” de las certificaciones. Que la ACA, la PNA, la BCU y la mar en kayak.
En este artículo, definiremos algunas cosas como para hacer algunas aclaraciones y comentarios y cual podría ser un escenario posible para Argentina a través del ejemplo de otras instituciones.
Es necesario trabajar sobre el tema con una visión horizontal (entiéndase, bajarse del caballo) mirando el futuro para poder asistir a los tomadores de decisiones sobre nuestra actividad.

Disfrutar de un programa de canotaje en zona agreste. Ambiente "controlado".

Certificación
Una certificación es una acreditación que otorga una institución que dice que uno tiene un nivel mínimo de conocimientos.

Nada más, ni nada menos. Una certificación, no habilita, pero está enmarcada dentro de un código de ética profesional.
Los tomadores de decisión son los que habilitan y regulan (Administración de Parques Nacionales, ministerios de turismo). Nosotros, como especialistas, podemos asistirlos en la toma de decisiones mas "correcta" sobre habilitaciones, reglamentos, leyes.

Entonces, al obtener la certificación no solo acreditamos conocimientos mínimos sino que también adquirimos un compromiso. Un compromiso legal, un compromiso social y esto incluye asumir un código de ética profesional.

Y esa es una de las diferencias más importantes entre quienes posean y no posean una acreditación.
En caso de accidente y a la hora de definir responsabilidades, el ser poseedor de la certificación es fundamental, porque estamos entrenados para hacer lo que hacemos. Existe un aval, un marco teórico y jurídico de donde un juez puede tomarse. Y el tener la certificación es un resguardo.
Y los accidentes ocurren…la diferencia es, que hacemos una vez ocurrido el accidente.
Como dijimos, el obtener la certificación no nos da los conocimientos “de todo” lo que hay que saber, pero es el mínimo para poder comenzar y ganar la experiencia necesaria.

Instructores
En este punto diferenciemos instructor de la figura del “entrenador” que no la vamos a tratar en este artículo. El entrenador no solo enseña sino que trabaja con sus entrenados en programas a largo plazo para un fin particular. Puede ser deportivo de alto rendimiento o preparar kayakistas para una expedición. Hasta ahí llegaremos con los entrenadores porque esto sería competencia de la Federación Argentina de Canoas (FAC).

El instructor es un educador, por lo que debería estar formado para la enseñanza. No solo conocer las técnicas que enseña de manera tal que pueda demostrarlas, sino saber encontrar que necesita cada alumno (más visual, auditivo o kinestésico para el aprendizaje) y cual es la mejor manera de transmitirlo.

Instructores: Enseñanza de las técnicas cubriendo los campos visual, auditivo y kinestésico.
Las condiciones ambientales deberían ser tales que el alumno pueda aprender, sin preocuparse por su incomodidad o seguridad. También el instructor es quien debe encontrar o evaluar el sitio donde se realicen las prácticas, que sea acorde a lo que vaya a enseñar y si las condiciones cambiaran o lo recursos fueran escasos, el instructor debiera ser capaz de resolver los inconvenientes y adaptarse a situaciones y recursos.

Ambiente controlado. Óptimo para el aprendizaje.
Eso es lo que enseña un curso de formación para instructores. A enseñar la técnica (que debe ser lo mejor posible) tomando como base la seguridad, dentro de un ambiente controlado y estar preparado para responder a las eventualidades de la actividad.

El radar del instructor escanea necesidades de aprendizaje y responde con una técnica de enseñanza particular centrado en la seguridad.


Guías
Un guía es el encargado de que un grupo de personas (con sus necesidades y deseos)  lleve a cabo un programa de recreación en zona agreste. Esto debe hacerse dentro de parámetros de seguridad, cuidando el medio ambiente y transmitiendo conocimientos de la historia natural del sitio a recorrer para mejorar la vivencia.
 
Guías: Escaneo constante del grupo y el ambiente. Foto: Fredy Iznardo Aventura Formosa
Un grupo es dinámico… existen las necesidades y deseos de cada uno de los participantes, lo que genera una dinámica particular en cada grupo. El guía debe balancear esas necesidades personales con los objetivos del programa. Y para hacer esto hay muchas opciones y estilos, desde una administración “dictatorial” del grupo, donde todas las decisiones son tomadas por el guía, hasta un “laissez fair” (dejar hacer) donde el guía se sitúa por fuera del grupo (y arriba como observador) y los deja hacer, interviniendo solo cuando lo cree necesario. Un mismo grupo puede pasar de un estilo a otro dependiendo de las condiciones. Donde es necesario tomar más el control, nos movemos hacia un lado de la línea, de lo contrario, podemos dejar que el grupo fluya con su dinámica (conocimientos en manejo de grupos).
Obviamente, las necesidades personales del guía deben ser relegadas por el bien común.

Como líder de grupo, también es un docente, pero la función primaria del trabajo docente del guía es, a través de la enseñanza de las técnicas, disminuir el riesgo de accidentes. Eso nos ahorra un problema a futuro, más allá de que para el cliente el aprendizaje pueda ser una experiencia en si misma. Es por eso que no se requiere que la técnica del guía sea tan “impecable” como la de un instructor (conocimiento en educación).
 
Enseñar para disminuir los riesgos. Foto Fredy Iznardo Aventura Formosa

Por otra parte, durante el desarrollo de la excursión se debe hacer un escaneo constante de las condiciones ambientales actuales, a futuro y como puedan incidir sobre el grupo. La administración del riesgo es el trabajo más importante que tiene un guía (cumplir el objetivo, de manera segura) y como responder una vez ocurrido el incidente (conocimiento en primeros auxilios, rescate, toma de decisiones, comunicaciones, planificación...).

Dentro de las guiadas podemos diferenciar,
Guiadas de un día
Hay poca interacción entre los miembros del grupo. La dinámica de grupo como propiedad emergente casi no existe, por lo que el guía puede limitarse a cumplir con el programa (ejercer un control “total” del grupo para el cumplimiento del programa). La certificación ACA para guías es para excursiones de este tipo. Es conveniente que los guías sin experiencia comiencen con estos grupos para ganar experiencia en manejo de grupos y administración del riesgo.

Guiadas de un día permiten más control del grupo por la poca interacción.

Guiadas de múltiples días
Hay una importante interacción entre los miembros del grupo. Comen juntos, duermen juntos, viven juntos…Eso genera propiedades emergentes que son propias del grupo y está en el guía identificarlas y administrarlas.
Por otra parte, en excursiones de múltiples días, las condiciones ambientales cambian, hay más riesgos y más probabilidad de incidentes. Por lo tanto, el trabajo es más complejo y se deben administrar distintos niveles: psicológicos, ambientales, objetivos del programa, riesgos, y de ahí surge un estilo de guiado para ese grupo en particular. Si un guía hace dos guiadas iguales, es que algo no hizo bien.
Es más conveniente que estas guiadas sean lideradas por guías con experiencia.
 
Necesidades del grupo por encima de las individuales. Foto Nick Culley

La formación de un guía es extensa. Se comienza con una certificación pero es la experiencia la que da forma al estilo de cada guía. Pero con algo se empieza.

Entonces un guía o un instructor deben tener distintas características y estar entrenados en ciertas habilidades:

Conducta profesional y conocimiento de las debilidades y defectos
Enseñanza y facilitación
Cuidado del medio ambiente
Administración de programas
Administración del riesgo
Habilidad técnica

Es “necesario” estar certificado para ser instructor o guía?
Obviamente no. Las técnicas se aprenden y se transmiten. Sin embargo, y como dijimos antes, una certificación les da, a los certificados, además de una formación estandarizada, un marco legal y ético donde moverse, y a las empresas o clientes que trabajan con esos guías o instructores, una constancia de idoneidad. Es por esto que es “conveniente” para aquellos que trabajan en actividades de recreación al aire libre, obtener las certificaciones como protección ante posibles inconvenientes legales.

La realidad internacional
En otros países, hay distintas organizaciones que forman kayakistas, guías e instructores y lo hacen hace muchos años. Como muy breve resumen y tocando algunos puntos:

En Inglaterra es la British Canoe Union (BCU), que está considerada como una de las mejores del mundo formando instructores. Tienen un programa muy completo para las distintas disciplinas con 5 niveles de dificultad y para acceder a un nivel como instructor se debe estar certificado en el nivel superior de habilidad. El inconveniente principal es que uno debe cumplir todo el programa para ascender por los niveles. Todos empiezan del nivel 1 independientemente de sus conocimientos. Esto lleva a que formar un instructor de los niveles más altos, lleve muchos años.

En Estados Unidos existe la American Canoe Association (ACA). Ellos basan su sistema en el de la BCU sin embargo si uno tiene el nivel técnico para comenzar con un nivel 4, puede hacerlo. Es más flexible y fue el sistema elegido en Argentina (principalmente porque era el que estaba disponible).

Canadá: En este país la formación de guías es muy completa. Para ser guía del Sea Kayak Guides Alliance of British Columbia se debe seguir un extenso programa y para pasar de un nivel a otro se exige un mínimo de días trabajados en el nivel anterior o como asistente en el nivel solicitado.

¿Hay algo en Argentina hoy?

Sí, las normas Iram Sectur para canotaje.


Un ejemplo en Argentina: Las asociaciones de guías de montaña
En Argentina existen dos asociaciones que nuclea guías de montaña, con cuatro escuelas de formación; la Asociación Argentina de Guías de Montaña (AAGM, con sede en Bariloche) y la Asociación Argentina de Guías Profesionales de Montaña (AAGPM, con sede en Mendoza). En el caso de la AAGM, la formación de guías lleva un mínimo de dos años para la categoría menor y se exige un curriculum laboral y deportivo (mínimo de 5 años) para aplicar al examen de ingreso. En el caso de la AAGPM hay una escuela de formación con título de nivel terciario. No se exige conocimiento previo al ingreso, pero la formación es intensiva en esos 3 años.

Después de muchas idas y vueltas, hoy estas instituciones son reconocidas a nivel mundial y forman parte del la Unión Internacional de Asociaciones de Guías de Montaña (UIAGM), el organismo más prestigioso del mundo en la profesión. Para poder entrar en la UIAGM, los cursos de formación fueron monitoreados por instructores italianos de la UIAGM.
 Actualmente, se está tramitando la certificación UIMLA, otra unión internacional de asociaciones de guías y esos cursos, también serán monitoreados por instructores UIMLA de otro país.
Para obtener estas titulaciones internacionales, se debe seguir un riguroso programa de selección, con un extenso curriculum deportivo. Una vez dentro los guías deben continuar su carrera de formación en dos años como mínimo con otros 6 cursos de formación.
En este momento, ambas instituciones (AAGM y AAGPM), después de muchos años de desencuentros, están trabajando lado a lado para mejorar cada día y en este momento están trabajando sobre una ley nacional para regular el trabajo de los guías de montaña.

Un posible escenario para las certificaciones de kayakismo Argentina
Es evidente que algo tenemos que hacer. La actividad está creciendo mucho, aún más si consideramos los kayaks sit on top y es evidente que la mayoría se lanza al agua desconociendo las mínimas medidas de seguridad.

Entonces, donde debemos trabajar es en la formación de instructores como medida más importante. Su capacitación y acreditación. También puede extenderse a los guías de kayak que quieran ofrecer sus excursiones.

Aún no hay centros de formación o certificación de instructores o guías que involucren a los kayakistas de travesía y no sería correcto que la FAC o la Febocak (federación bonaerense de canoas y kayaks) lo hagan a través de sus entrenadores de competición, que son especialidades diferentes. Esto debiera hacerse a través de especialistas ad hoc, que sean kayakistas de travesía con experiencia en estos campos (nacionales o extranjeros) y que estos sean el núcleo para formar instructores que sean la base de nuestra pirámide.

Podríamos hacerlo desde cero, tomando algunas de las consideraciones (o todas) de la certificación IRAM Sectur para servicios de canotaje pero que cubra las necesidades de toda la geografía del país, que no sea el rancho de unos pocos y  sea lo suficientemente flexible como para sostenerse y evolucionar en el tiempo.

Cuando en 2009 iniciamos los programas con la ACA (desconocíamos que en Bariloche estaban haciendo lo mismo), el fin era ese. Obtener una certificación internacional que nos convalide como guías e instructores y saber donde estábamos. Fue el inicio de un camino pero no significa que sea el único, pero alguno tenemos que tomar.

En el kayakismo todavía nos falta muchísimo trabajo para lograr algo así, pero podemos comenzar con algo. Dejando de lado los “divismos” y las necesidades particulares y lograr algo “serio” aunando esfuerzos hacia un futuro común.
  

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